La Passiflora es una de las plantas medicinales más recetada para el tratamiento de dos de los trastornos de mayor impacto en la vida del ser humano: la ansiedad y el insomnio. Esta planta es originaria de las zonas tropicales y subtropicales de centro y sur américa, así como del continente asiático en otras de sus variedades; hecho que ha fascinado a millones de personas en todo el mundo. Se conoce la existencia de la passiflora a través de la figura de Pedro de Cieza de León, quien la refirió como «granadillas» durante el proceso de colonización en el siglo XVI, por la similitud de sus frutos comestibles, comparándola con el granado. Alude su diversidad floral a los símbolos asociados con la Pasión de Cristo (la parte interior de la flor es parecida a la corona de espinas). Esta especie natural contiene un variado abanico de componentes que, mediante su ingesta, puede aliviar sintomatologías leves relacionadas con el estrés mental, el insomnio, la intranquilidad, la irritabilidad, la inquietud, la tensión lata y dificultad de no poder conciliar el sueño (junto a todos los efectos desgastantes que ello produce en consecuencia).
Entre otros beneficios, la pulpa de los frutos de la passiflora se utiliza en la elaboración de jugos, gelatinas, refrescos, mousses, etc. Asimismo, puede degustarse su fruta y sus hojas en infusión como sedativo, para disminuir problemas de nerviosismo y ansiedad. Su consumo en niños menores de doce años, mujeres en estado de gravidez o en etapa de lactancia, así como en ancianos, debe siempre consultarse previamente con el médico.
Passiflora es un género de plantas de la familia Passifloraceae, con unos 360 especies aceptadas —y unas 300 todavía sin resolver, y 365 que son meros sinónimos— de las más de 1000 descritas