La Organización Mundial de La Salud (OMS) con el auspicio de Alzheimer’s Disease International (ADI), proclamó el 21 de septiembre de cada año como el Día Mundial del Alzheimer; honrando a todas esas personas, en su mayoría adultas mayores, que han sido «víctimas» de la enfermedad, considerada como la epidemia del Siglo XXI y también como una manera de sensibilizar sobre su impacto en la sociedad desde el punto de vista de la salud mental y su impacto en la familia. La enfermedad se manifiesta a través de un deterioro significativo y progresivo a nivel cerebral. Para el 2050 se estiman que unos 130 millones de personas a nivel mundial pudieran padecer esta enfermedad.
El Alzheimer produce, entre otros síntomas: desorientación, dificultades en el lenguaje y en la resolución de problemas cotidianos o rutinarios propios de la vida diaria, conllevando a la demencia.
El Alzheimer es una enfermedad mental incurable. Los científicos esperan que en 6 a 10 años se pueda lograr la cura, pero hasta la fecha sólo existen medicamentos que ayudan con ciertos síntomas.
En la medida que la enfermedad avanza, las personas se hacen más dependientes de sus seres queridos y, por ende, de sus cuidados. Brindar acompañamiento y apoyo emocional son las claves en el proceso de este padecimiento.
Aunque se desconoce a ciencia cierta el origen de la enfermedad y cómo prevenirla, especialistas señalan algunas acciones que pueden reducir el riesgo de su aparición:
• Realizar una actividad física frecuentemente: Caminar, bailoterapia, yoga, etc.
• Mantener una dieta saludable que incluya carnes blancas, fibra, frutas y legumbres.
• Vigilar la salud cardiovascular.
• Interacción social.
• Gimnasia mental.
• Dormir bien.
• Manejo positivo del estrés.