Es un extracto vegetal muy fluido que se obtiene de prensar en frío las almendras (proceso a través del cual se separan la parte grasa y el agua que la componen a temperaturas menores a 27 °C). Proveniente de la almendra dulce, posee excelentes propiedades hidratantes tanto para la piel como para el cabello en el campo de la cosmetología, así como también muy buenos aportes de ácidos grasos y antioxidantes en los aceites aptos para el consumo.
Como mencionamos anteriormente, este aceite es un aliado incondicional en el tratamiento de la piel, contribuye en la elasticidad y regeneración de los tejidos; sobre todo en pieles sensibles (especialmente en el caso de los bebés o de los adultos que sufren de dermatitis). Por otro lado, sus propiedades naturales antioxidantes producen efectos rejuvenecedores, antimicrobianos, antioxidantes e hidratantes por su alto contenido de Vitaminas A y E. Igualmente, es utilizado en el tratamiento de estrías originadas por el embarazo, el acné (acción blanqueadora), para disminuir las manchas de la piel, grietas en los pezones y para realizar masajes de distintos tipos; ya que se absorbe muy fácilmente sin dejar rastros de humedad. Es un gran desmaquillante por su poder limpiador y antiséptico, desinfectando los poros y eliminando impurezas. Sirve para humectar los labios, fortalecer las uñas y aliviar las ojeras.
Si se aplica en las pestañas, las nutre maravillosamente produciendo un efecto de alargamiento sin igual y, aplicándolo en el cabello, lo repara, hidrata y regenera proporcionándole brillo y sedosidad; ya que evita la resequedad, erradica la caspa, alivia la seborrea o dermatitis.
El aceite de almendras es un portento de la naturaleza que te puede ayudar en casi todas tus rutinas diarias de belleza.